Las reservas, por otro lado, proporcionan condiciones naturales para los hábitats de los animales y minimizan el impacto humano en los ecosistemas. Protegen ecosistemas únicos y garantizan la conservación a largo plazo de las especies, al tiempo que facilitan la investigación científica y la educación. El trabajo científico realizado en las reservas ayuda a comprender mejor el comportamiento de los animales, sus roles en los ecosistemas y las interacciones entre especies.
A pesar del éxito de los programas de conservación en zoológicos y reservas, es importante reconocer que no pueden resolver completamente el problema de la pérdida de biodiversidad. Las medidas de conservación global y la gestión sostenible de los recursos naturales siguen siendo esenciales para garantizar la supervivencia de la vida silvestre.